![]() |
La persistencia de la memoria. Salvador Dalí |
VELOCIDAD
Lentamente
las saetas del reloj
siguen
sin parar su circular camino.
Una
hora, otra hora…
El
corazón cada vez
está
más arrugado.
Una
hora, otra hora…
Los
zapatos de cansancio
me
oprimen los dedos de los pies.
Una
hora, otra hora…
Mi
alma se vacía
por
un enorme agujero.
Una
hora, otra hora...
El
silencio de la tarde
quiere
presagiarme algo.
Una
hora, otra hora…
El
tiempo gira locamente
a
una gran velocidad.
¡Una
hora, otra hora!
Siento
vértigos y náuseas,
pierdo
mi punto de apoyo.
¡Una
hora, otra hora!
¡Más
aprisa! (tic, tac) ¡Corre más!
No
son horas, son segundos (tic, tac, tic, tac)
¡¡Décimas,
centésimas, milésimas!!
¡¡No
más!! (tic, tac, tic, tac) ¡¡No más!!
¡………………………………………..!
…………………………………………
Poco
a poco, la piel
va
recobrando su color habitual (tic)
…Otra
hora, una hora…
La
furiosa máquina del pecho (tac)
late
cada vez más lentamente.
…Otra
hora, una hora…
Mi
cabeza desparrama
sus
ideas al infinito.
…Y
otra hora, y una hora…
¡Esta
pesadez! ¡Este sopor!
Todo
se va confundiendo despacio.
En
unas horas, en una hora…
La
luz brilla tenuamente
y
mi dolor se ha derretido.
…………………………………….
Ya
sin una hora
…sin
otra hora…
…………………………………….
(El
reloj se ha parado
a mitad del camino que va a la eternidad)
María Prieto Sánchez
(8-4-78)