viernes, 31 de enero de 2020

"SOBRE LAS BRIZNAS MOJADAS DE LA HIERBA"



SOBRE LAS BRIZNAS MOJADAS DE LA HIERBA

…Y es que a veces
soy el viento
y escalo la montaña más alta.

Subo peldaños en el aire
y me elevo en un instante a sus alturas.

Pierdo la perspectiva.

Las nubes me nublan los sentidos
y me creo el sol dorado
que deslumbra y me deslumbra en lo más alto…
y caigo al precipicio de la sombra.

…Y vuelvo al valle humilde,
a este rincón mullido y escondido, a mi lugar por fin,
este lugar de donde no debí salir.

…Y vuelvo a ser aquellas gotas
de llovizna transparente
que tiembla sutilmente…
sobre las briznas calladas y mojadas de la hierba.

A ras de tierra.





Texto y foto:
María Prieto
31 Enero 2020

miércoles, 29 de enero de 2020

"PINTANDO EL AIRE"

“Una ráfaga de viento” 1904. Joaquín Sorolla y Bastida

PINTANDO EL AIRE

Me gustaría pintar despacio el aire,
el viento libre.
Que no sea imposible
trazar con mis palabras su esencia clara
y opalina.
Pintar su incolora libertad moviendo
lo que existe
y reflejar en un papel el dinamismo
de todos sus colores invisibles.

No hay nada inmóvil
en su vagar sereno
que agita el mundo y lo remueve.

Pintar el aire cuando tiemblan en el árbol
las hojas de noviembre…
cuando juguetonamente, las arrastra
en un vaivén alborotado
y se estremece trémulo el ramaje.

Pintarlo entre las nubes
que arremolinan blancos y luego
los deshace.
Cuando sopla despacioso
y acaricia tu pelo entre sus dedos
transparentes.

Pintarlo cuando pliega
dulcemente
los tallos de las flores en abril
o retuerce con furor el cuerpo a las palmeras.

Difuminarlo cuando riza
y corona de espuma nacarada
las olas de los mares intranquilos,
borrascosos.
Cuando insufla las velas triangulares
de los barcos
y marca el nuevo rumbo a las gaviotas.

Teñir el aire en tonalidades cálidas
incendiado por el sol que reverbera en el asfalto
de un mediodía cualquiera de verano.

Y luego,
colorear de bello azul
aquella brisa fresca matinal
que no se sabe aire aún…

Delinear el viento en la mudanza
de las cosas.

Dibujar su ruido por las calles desiertas
azotando inclemente mis esquinas.
Atrapar con mis pinceles
su estela congelada de ventisca
entre la nieve blanca
y la montaña.

Pintar un cuadro al viento que camina
sin descanso y sin resuello,
que nunca es igual su perspectiva,
es difícil…

Y lo saben los visillos
y el humo de un cigarro
abandonado,
la sombra temblorosa
de un ciprés
y el gallo en la veleta de la torre
que gira sin cesar
y cambia tantas veces de sentido y de postura.

Me gustaría pintar despacio el aire…

Cuando lo esbozo, el aire va deprisa
y llego tarde
y no lo encuentro…

Voluble y fugitivo desaparece en un instante,
cambiante y fugaz…

Pintar despacio al viento que camina tan deprisa,
es imposible,
pero a veces, las cosas…
son más hermosas cuando están sin terminar.




Este poema me lo inspiraron estas hermosas palabras de un gran pintor que admiro enormemente:

“Me sería imposible pintar despacio al aire libre, aunque quisiera. No hay nada inmóvil en lo que nos rodea (...) Pero aunque todo eso estuviera petrificado y fijo, bastaría que se moviera el sol (...) para dar diverso aspecto a las cosas. Aquellas montañas de lejos ya no son lo que eran hace un momento. Hay que pintar deprisa ¡Cuánto se pierde, fugaz, que no vuelve a encontrarse!"

                                                                                  (Joaquín Sorolla)


María Prieto
Enero 2020