EL ARROYO
Prendida en el surco de la tarde
volví a escuchar el arrullo del arroyo
Prendida en el surco de la tarde
volví a escuchar el arrullo del arroyo
entre la
hierba verde
de una
primavera incipiente.
Los trinos
abiertos y lejanos
latían
temblores sobre el agua.
Y hundí
mis manos en la corriente fresca.
Como si
me recordara…
el agua se reía y me llamaba
en una melodía cristalina.
Una llamada remota y transparente
el agua se reía y me llamaba
en una melodía cristalina.
Una llamada remota y transparente
que me
abrazó con su susurro
y en un instante,
y en un instante,
me
transportó a la infancia.
El sol me vigilaba
El sol me vigilaba
desde su
inmensa soledad azul.
Mi pelo
alborotado,
iluminado
por el viento y por la luz.
Las
risas,
rompiendo
los silencios de las nubes.
Olor de barro
húmedo deslizándose
en mis dedos.
Mis pies pequeños y desnudos,
con la
caricia del agua salpicando
los
bajos de mi falda.
Y yo,
buscando la mano
tendida de mi madre
para cruzar a la otra orilla.
para cruzar a la otra orilla.
Toqué de
nuevo el agua
evocando
aquellos días luminosos.
Pero ya...
Pero ya...
tan solo
quedaba bajo el puente
el cálido eco de su voz, el silbo de los chopos
el cálido eco de su voz, el silbo de los chopos
y sus
pisadas firmes y resueltas.
Y el recuerdo
de unas
sábanas blancas irisadas con añil,
tendidas
en la hierba.
Tan solo
eran
las
sombras huecas de un pasado.
Y un sol que no vigila, ni calienta
Y un sol que no vigila, ni calienta
mis pies
mojados.
Y yo tan sola ahora...
con la mano fría tendida a un no sé qué.
Sólo me protegen las ramas nudosas
Y yo tan sola ahora...
con la mano fría tendida a un no sé qué.
Sólo me protegen las ramas nudosas
y
alargadas
de los álamos desnudos.
de los álamos desnudos.
Estar
sola en la tarde
entre el
olvido y el viento.
Las sombras de mi sombra
cruzan solas...ahora
las aguas tardías del arroyo.
Texto y
foto:
María
Prieto
Febrero
2020
Foto:
Linares de la Sierra. Sierra de Aracena.