FLOR SECA
Hoy,
sobre la acera
empolvada
y sucia de las
casonas,
me he encontrado
una flor seca.
Una flor con una
espina
tan aguda
que hizo brotar de
mis dedos
dos gotas de
sangre pura.
Era una rosa
blancuzca y ya muy
marchita.
La recogí del
asfalto
y en mi libro la
guardé
pensando que la
hermosura
ya no sirve
cuando llega la
vejez.
De pronto escuché
un gemido,
mi libro de nuevo
abrí
y allí la flor
dolorida
me habló
diciéndome: “Amiga
no puedo darte mi
aroma,
mi color o mi
hermosura,
pero te doy esta
espina
de un error de
juventud.
Guárdala para que
ella
aleje tus
amarguras.”
María Prieto
Sánchez
Enero de 1977.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si te gustó, añade un comentario, por favor.