viernes, 21 de diciembre de 2018

"MADRE"

Gustav Klimt

            MADRE
(A la memoria de mi madre, Adriana)

Firme y cálida mano
de mi infancia.
Tiernos abrazos, arrullos,
en la alcoba de mi sueño
y de mi olvido,
entre olor a ropa blanca.

El calor de la candela
hilvanaba nuestras tardes invernales
al arrimo de tu cuerpo.
Y en las noches de congojas y de miedos,
eras mi faro,
mi refugio,
mi nido,
mi morada,
mi consuelo.

Silueta alta y erguida.
Cara al viento.
Frente ancha y despejada.
Mirada, serena y franca
tendida al tibio sol de la mañana.

Un fresco aroma de verano
me regalaba el rastro de tus pasos.
Olor a paz.
A dorado trigo.
A pan caliente.
A cántaro frío de barro.
A pozo hondo, profundo.
A flor de celindas blancas…
Y tus risas cristalinas
se perdían
entre rumores del agua.

Y tu voz potente, clara,
estallando en mil jirones
por el aire de la estancia,
enredándose y doblando las esquinas
en el sordo silencio de la calle,
como un río transparente,
inagotable....

………………………………….
(El tiempo, inclemente, pasa.
Recuerdo y olvido arrastra.)
...............................................

Y las dos…
(noche última y efímera)
mudas, solas,
corazón a corazón
y sin palabras…
escribimos blancas páginas
de lo eterno sin retorno.

Y dejamos un suspiro,
en los rincones del viento.
Y en los recodos del miedo,
una lágrima.

(Enero,
esperando primaveras,
sembró
blancos cristales de escarcha.)

Y te marchaste en silencio,
de puntillas,
allá por los senderos
donde levitan los astros
y el universo inmenso se expande.

(La luna, testigo insomne,
de luz plateada arde.)

Y me dejaste tu risa cantarina
resonando en los poros de mi alma
y en el aire…
de mi casa…

María Prieto Sánchez
Abril de 2017
Pintura: Detalle de “Las tres edades de la mujer” Gustav Klimt

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