TARDE
Estoy aquí sentada en esta tarde somnolienta
y precursora temprana del verano
hilvanando, verso a verso, las cicatrices de mi tiempo.
Y salgo a la baranda florecida, abriendo la cancela de
silencio.
Los azulados alhelíes, las camelias blancas
-ausentes de caricias-
derraman espesas lágrimas de besos.
¡Qué tarde!
¡Qué tarde es para todo!
¡Qué tarde ya…!
Desde abajo, el río Tinto adormecido y manso, me trae
amarillas y rojizas evocaciones del olvido
y en sus orillas calcinadas, descorre lentamente,
los frágiles visillos del recuerdo.
Y soy como este río de cobre que late, sin aparente vida.
Y en sus teñidas aguas -aguas de sangre anaranjada-
una nostalgia extraña me circunda.
Es ya el atardecer.
Una gaviota vuela ya sin alas…
Me quedaré un poco más en este sol, que por el río
camina lentamente y reverbera,
para morir en las hermosas marismas -plenas de oro-
de mi Huelva.
¡Qué tarde!
¡Qué tarde ya…!
¡Qué tarde para todo!
Texto y foto:
María Prieto
Junio 2019
Foto: Río Tinto. La Palma del Condado.
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