Soy, como esas últimas hojas errantes del otoño
que colgadas de la rama desnuda de un castaño,
pacientes esperan desasirse
para emprender después su bello vuelo,
silenciosas, calmadas y expectantes.
que colgadas de la rama desnuda de un castaño,
pacientes esperan desasirse
para emprender después su bello vuelo,
silenciosas, calmadas y expectantes.
Hojas de pronunciadas nervaduras,
doradas y arrugadas,
que contienen en su esencia, la savia de la tierra
ya madura y condensada.
doradas y arrugadas,
que contienen en su esencia, la savia de la tierra
ya madura y condensada.
Soy esta hoja ingrávida que se posa, sin querer y sin ruido,
en el inmenso mar de los helechos,
fusionándose con ellos...
en el inmenso mar de los helechos,
fusionándose con ellos...
Para luego, con las ráfagas del viento de noviembre,
ascender de súbito hacia el cielo,
ya ligera de equipaje,
grácil y liviana, en sus giros y acrobacias.
ascender de súbito hacia el cielo,
ya ligera de equipaje,
grácil y liviana, en sus giros y acrobacias.
Y quiero formar parte de esas hojas que se enredan y se mezclan...
rizando torbellinos alados en el aire.
Libres ya del claustro de la rama
en el árbol de la vida.
rizando torbellinos alados en el aire.
Libres ya del claustro de la rama
en el árbol de la vida.
Bailando al son de las bellas melodías de los sauces.
Dejándome acompañar dulcemente por la brisa.
Bañada por los últimos rayos del sol
de una tarde ambarina y otoñal.
Dejándome acompañar dulcemente por la brisa.
Bañada por los últimos rayos del sol
de una tarde ambarina y otoñal.
Y después..
reposar un instante en el remanso claro y limpio de una fuente...
reposar un instante en el remanso claro y limpio de una fuente...
Y seguir aguas abajo la corriente
de ese río que nos lleva...
de ese río que nos lleva...
Texto y foto:
María Prieto
Diciembre 2018
María Prieto
Diciembre 2018
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