sábado, 21 de septiembre de 2019

"EL MILAGRO DEL SOL" (Equinoccio de otoño en el dolmen de Soto 3.000-2.500 a.C.)


EL MILAGRO DEL SOL (Equinoccio de otoño en el dolmen de Soto 3.000-2.500 a.C.)

Septiembre. Oscura madrugada.
Sobre las aguas calladas del Tinto
oscilan los débiles reflejos de la luna menguante
y una luz ocre y pálida de estrellas.

Entre las sombras grises que abrazan la campiña
se vislumbra vagamente
el túmulo redondeado y prominente
de una necrópolis neolítica.

Círculo mágico de los tiempos remotos.
Anillo lítico de protección, de estelas y menhires,
que guarda los arcanos y secretos
al abrigo de su pétreo interior.

Soplos de brisa atlántica corren desde poniente
y llenan de atávicos susurros el contorno
del cinturón sagrado.

Un mochuelo de ojos redondeados y amarillos
entona un canto quejumbroso y penetrante
que se desliza sinuoso al interior del dolmen
desde el atrio orientado hacia levante.

Flota un vago silencio subterráneo y sepulcral
en la penumbra del largo corredor;
un aroma a tierra antigua, húmeda y honda
de tumba y tributo a los ancestros…
Culto a la muerte de los primeros tiempos.

Enormes ortostatos verticales se alinean
con pinturas y grabados esótericos;
cuerpos celestes en sus bajorrelieves
marcan el camino a la cámara principal.

Lugar sagrado, ara de ritos ancestrales,
de enigmáticas liturgias de purificación.
De ruegos y ofrendas a los dioses de la Tierra
en los ciclos vitales de las estaciones.

Lejanos, misteriosos y ocultos rituales…
que se pierden en la noche de los tiempos.

Afuera,
clarea ya la madrugada.

El arrebol del alba aflora por el este…
Se remueven en las ramas, negras aves.
El universo se expande por el alma…
y una extraña inquietud, se apodera del paisaje.
La media luna ilumina débilmente,
anclada en el aura de un cielo
claroscuro y ya cambiante.
Se apresta la hora de la gran ceremonia…

El orto solar del equinoccio del otoño
sobre la línea, aún borrosa, del lejano horizonte,
pausadamente asoma.

La negrura se vierte entre las piedras.
Hay un eco ahogado de ultratumba,
un lóbrego y sacro silencio que retumba
en el espacio vacío de la gran sala.
Desde el atrio de la entrada, llega un vago resplandor...

Un tímido rayo de sol va deslizándose…
Sierpe amarilla…
irrumpiendo poco a poco en el estrecho corredor.

(Un silencio de siglos contenido
en el vuelo negro de un murciélago…)

Y en segundos…se produce el milagro milenario…

Una explosión de luz solar se estrella, tras el ara,
en la gran losa central, purificando
el espacio funerario.

¡Y el dolmen se ilumina!
¡Los espíritus de las sombras renacen a la vida!
¡El triunfo de la luz sobre la tiniebla!
Los dioses… Esta vez fueron propicios.

Se renuevan los ciclos vitales de la naturaleza.
Vendrán las lluvias nuevas que reverdecerán la tierra.
¡Y habrá abundantes pastos…!
¡Y granarán las cosechas…!

Y el dolmen sagrado permanecerá incólume
en el centro de la feraz campiña
con su halo arcaico de misterio y transcendencia.

(Aguardando los futuros equinoccios…
regresará a su negra soledad de piedra.)


Que el milagro se produzca…
por los siglos de los siglos…




María Prieto
Septiembre 2019
Equinoccio de Otoño

Foto: Territorio Huelva
 http://territoriohuelva.com/actividad/equinocio-de-otono-en-el-dolmen-de-soto-el-milagro-del-sol/

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