“Morning Sun”. 1952. Edward Hopper |
SIN PREÁMBULO
Y aquí sigo...sin visillo que oculte mi mirada.
Aquí, sentada detrás de una ventana
enhebrando un tiempo que no tiene sentido,
digiriendo el sabor acerbo de la vida
Y aquí sigo...sin visillo que oculte mi mirada.
Aquí, sentada detrás de una ventana
enhebrando un tiempo que no tiene sentido,
digiriendo el sabor acerbo de la vida
en esta
tarde discontinua de hastío y azafrán.
La vida
y su afán…
más vieja, más huera, más vana...
Aquí, aferrada...
más vieja, más huera, más vana...
Aquí, aferrada...
buscando
hueco al corazón
en una huida perpetua hacia adelante
mientras paladeo un extraño gusto áspero
en una huida perpetua hacia adelante
mientras paladeo un extraño gusto áspero
a lodo,
a fango.
Y sigue sin llover, pero en mi ropa se almacena
una caliente y agresiva capa de humedad.
Un resquicio de sol
Y sigue sin llover, pero en mi ropa se almacena
una caliente y agresiva capa de humedad.
Un resquicio de sol
intenta
colarse por mi piel y a pesar del calor,
no quita el frío de mis espacios vacíos,
de los intersticios helados de mi cuerpo.
¿A qué llorar por un fracaso
sin preámbulo?
¿Por qué ocultarme
en un rincón en sombra?
¡Tenía tanto para dar que no fuera este dolor!
no quita el frío de mis espacios vacíos,
de los intersticios helados de mi cuerpo.
¿A qué llorar por un fracaso
sin preámbulo?
¿Por qué ocultarme
en un rincón en sombra?
¡Tenía tanto para dar que no fuera este dolor!
Algo se
rasgó profundamente.
¿Se
fracturó para siempre?
Se derrumbaron los castillos en la arena
de mi playa solitaria.
Después de la tormenta seca, las olas y los vientos
Se derrumbaron los castillos en la arena
de mi playa solitaria.
Después de la tormenta seca, las olas y los vientos
derrumbaron
sus murallas.
Como naipes...saltaron presurosos por los aires.
Un sol plomizo dibujó distancias
entre los bloques de montañas de mis nubes.
Y ahora sigo aquí
Como naipes...saltaron presurosos por los aires.
Un sol plomizo dibujó distancias
entre los bloques de montañas de mis nubes.
Y ahora sigo aquí
perenne,
con los pies por el suelo.
Pero es
inútil.
No hay
remedio.
Por más
capas que acumule
mi viejo
tronco de la vida, siempre acabo,
como una
pluma ingrávida
que a su antojo mueve el viento.
Y no aprendo de los pájaros,
que no cantan
si barruntan tempestades.
Y este desaliento...
que a su antojo mueve el viento.
Y no aprendo de los pájaros,
que no cantan
si barruntan tempestades.
Y este desaliento...
Y aquel recuerdo que me persigue…Y el tiempo,
que no se puede desdoblar…
Y el frío en los huesos, en la piel. La luz
que no
siempre asoma
por los
resquicios entreabiertos de tu puerta.
¡Y ese sobrevivir de flores secas...!
El desencanto ahora, traza renglones en mi alma
¡Y ese sobrevivir de flores secas...!
El desencanto ahora, traza renglones en mi alma
sin
letras, sin palabras, solo pausas.
Sin nada
que decir (...........................)
Inmisericorde,
se apodera de mí.
(Ahora
soy
un
silencio de negra en el blanco pentagrama).
Tristes
secuelas de un fracaso.
De un
fracaso, sin preámbulo.
Tal vez
mañana…
María
Prieto
Octubre
2019
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