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“Una ráfaga de viento” 1904. Joaquín Sorolla y Bastida |
PINTANDO
EL AIRE
Me
gustaría pintar despacio el aire,
el
viento libre.
Que no sea imposible
trazar con mis palabras su esencia clara
y
opalina.
Pintar su incolora libertad moviendo
lo
que existe
y reflejar en un papel el dinamismo
de
todos sus colores invisibles.
No
hay nada inmóvil
en
su vagar sereno
que
agita el mundo y lo remueve.
Pintar el aire cuando tiemblan en el árbol
las
hojas de noviembre…
cuando
juguetonamente, las arrastra
en
un vaivén alborotado
y
se estremece trémulo el ramaje.
Pintarlo entre las nubes
que
arremolinan blancos y luego
los
deshace.
Cuando sopla despacioso
y
acaricia tu pelo entre sus dedos
transparentes.
Pintarlo
cuando pliega
dulcemente
los
tallos de las flores en abril
o
retuerce con furor el cuerpo a las palmeras.
Difuminarlo cuando riza
y
corona de espuma nacarada
las olas de los mares intranquilos,
borrascosos.
Cuando
insufla las velas triangulares
de
los barcos
y
marca el nuevo rumbo a las gaviotas.
Teñir el aire en tonalidades cálidas
incendiado
por el sol que reverbera en el asfalto
de
un mediodía cualquiera de verano.
Y
luego,
colorear
de bello azul
aquella
brisa fresca matinal
que
no se sabe aire aún…
Delinear
el viento en la mudanza
de
las cosas.
Dibujar
su ruido por las calles desiertas
azotando
inclemente mis esquinas.
Atrapar
con mis pinceles
su
estela congelada de ventisca
entre
la nieve blanca
y
la montaña.
Pintar
un cuadro al viento que camina
sin
descanso y sin resuello,
que
nunca es igual su perspectiva,
es
difícil…
Y
lo saben los visillos
y
el humo de un cigarro
abandonado,
la
sombra temblorosa
de
un ciprés
y
el gallo en la veleta de la torre
que
gira sin cesar
y
cambia tantas veces de sentido y de postura.
Me
gustaría pintar despacio el aire…
Cuando
lo esbozo, el aire va deprisa
y
llego tarde
y
no lo encuentro…
Voluble
y fugitivo desaparece en un instante,
cambiante
y fugaz…
Pintar
despacio al viento que camina tan deprisa,
es
imposible,
pero
a veces, las cosas…
son
más hermosas cuando están sin terminar.
Este
poema me lo inspiraron estas hermosas palabras de un gran pintor que admiro
enormemente:
“Me sería
imposible pintar despacio al aire libre, aunque quisiera. No hay nada inmóvil
en lo que nos rodea (...) Pero aunque todo eso estuviera petrificado y fijo,
bastaría que se moviera el sol (...) para dar diverso aspecto a las cosas.
Aquellas montañas de lejos ya no son lo que eran hace un momento. Hay que
pintar deprisa ¡Cuánto se pierde, fugaz, que no vuelve a encontrarse!"
(Joaquín
Sorolla)
María
Prieto
Enero
2020