lunes, 8 de junio de 2020

"CUANDO PIERDO EL NORTE"


CUANDO PIERDO EL NORTE

Cuando pierdo el Norte…
me agarro a la tierra de un Sur luminoso.
Vuelvo a ser raíz, profunda y oscura
que crece callada bajo los olivos.
Vuelvo a ser la rama de blancos almendros
o la risa clara que canta en la acequia
y salpica alegre los naranjos verdes.

Cuando pierdo el Norte…
regreso a mi sitio del Sur
con aroma a leña, a fuego de hogar.
Me visto de cal y me abraza el sol
y mis intersticios huyen de la sombra
y se llenan de luz.
Me alzo a la torre callada
y observo la vida desde su atalaya.

Cuando pierdo el Norte…
soy calle empedrada del Sur
que camina sola con las puertas
abiertas y el viento de cara.
Y mis ojos, son el rayo plateado de luna
que se cuela a través de los viejos visillos
de ventana entornada, de rejas oscuras
y la noche me acuna.

Cuando pierdo el Norte…
soy ave del Sur que vuela
entre encinas viejas de robusto tronco,
que se eleva luego, sobre los jarales
de flores nevadas que lucen al sol…
empapada de aromas silvestres.
Sobrevuelo rojas amapolas
que navegan en un mar de trigales.

Cuando pierdo el Norte…
me bajo hacia el cálido Sur.
Y soy del agua, chorro de sus fuentes,
el agua sonora que palpita vida
y refleja un cielo azul transparente
que duele al mirar.
Y soy río, laguna, marisma
y el viento que abraza a los pinos,
entre arena dorada de móviles dunas.

Cuando pierdo el Norte…
mi alma es un patio encalado del Sur.
un pozo profundo y fragante,
una isla de sol y de sombra,
primavera tibia y ya florecida.
Y me visto de azules geranios
y prendo en mi pelo un clavel
y se impregna mi cuerpo
con aromas blancos… de nardo y jazmín.

Cuando pierdo el Norte…
… yo me quedo en el Sur.



Texto y foto
María Prieto
Mayo 2020

Foto: Capileira. Granada

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