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“Seule”
1896 Toulouse-Lautrec
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LA INFINITUD DEL DÍA
No sé
si era el desencanto
que se colaba por los poros
de la vieja pared.
si era el desencanto
que se colaba por los poros
de la vieja pared.
No sé
si eran las voces
enquistadas
bajo la piel del alba.
si eran las voces
enquistadas
bajo la piel del alba.
O las
agudas esquirlas
que se clavan
diminutas en el aire
que respiro.
que se clavan
diminutas en el aire
que respiro.
Ya no lo
sé.
No sé
qué es este halo
de tormenta
que se cierne sobre mí.
de tormenta
que se cierne sobre mí.
Ya no lo
sé.
Cuarto
cerrado
en esta grieta abierta
de la noche…
en esta grieta abierta
de la noche…
Y no sé
lo que me pasa.
Los
miedos,
siempre los miedos
acechando, retumbando
en el tambor del tiempo.
siempre los miedos
acechando, retumbando
en el tambor del tiempo.
No sé si
son las dudas
que corroen,
ya no lo sé.
que corroen,
ya no lo sé.
Y se me
ponen
los versos del revés.
los versos del revés.
Y caen
boca abajo
hacia el vacío
como gotas
espesas
y oscuras
que me resbalan
lentas
en mitad
de la garganta.
boca abajo
hacia el vacío
como gotas
espesas
y oscuras
que me resbalan
lentas
en mitad
de la garganta.
Y se
funden en negro
las palabras…
las palabras…
No sé lo
que me pasa,
que algo me atraviesa
me parte la mirada
y se me vuelve todo gris.
que algo me atraviesa
me parte la mirada
y se me vuelve todo gris.
Solo
sigo esperando
que regrese la calma…
la infinitud del día.
que regrese la calma…
la infinitud del día.
María
Prieto
Junio
2020
En Poémame
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