domingo, 10 de marzo de 2019

"SUEÑOS..."



   
SUEÑOS...


Se me rompió la noche de los libros
y ahora ando perdida,
sin palabras.
Las musas huyeron
en silencio
y me dejaron huérfana de adjetivos,
artículos, pronombres,
verbos, adverbios,
sustantivos, conjunciones…
(Se me olvidó
la lista de las preposiciones...)

Y me busqué entre las ramas
del almendro de nata
y no encontré la diéresis dorada.

Me refugié
entre las letras de mis libros,
entre los saltos de línea
mayores y menores.
Me escondí, con los puntos finales
persiguiéndome.
Galopé hacia el final
de mis puntos suspensivos…

Me busqué y no me encontré
entre las obras completas de Machado.
Recorrí cómo loca
sus Campos de Castilla.
Sollocé entre rimas y leyendas.
Pisé los versos del rayo
que no cesa.
Bailé con Lorca
al son del triste llanto de guitarra.
Caí en la trampa
de las interrogaciones
de Ángel González.
Y me partió una coma explicativa...

Me hice mayúscula en un atardecer
de mayo
y la pena negra subrayada me asaltó
por la mañana.
Corrí por los senderos entre líneas
sin rumbo ni destino.
Me abrazaron imposibles caligramas
de versos blandos
escurriéndose
en mis manos.

Me acostumbré
a las exclamaciones de dolor, de sangre y río.
Me encarcelaron
dentro de un paréntesis
con final
interrumpido.
Me olvidé entre el margen y la página
siguiente. Me convertí en la nota
de la letra menuda
a pie de página.
En el barco de Alberti navegué
por esos mares
de minúsculas negritas
recorriendo palabras
sin sentido.

Me rebelé contra la ortografía
que te encadena.
Pisé otros aires en la prosa de Cervantes
y, con la letra arial,
luché contra gigantes y molinos.
Y las palabras me tragaron por completo...
Del borgiano Aleph, fui superviviente
y otro sueño entre los Sueños
de Quevedo...

Sobreviví entre torcidos renglones
y comillas
con un signo de exclamación clavado
en el costado.
Pasé página cuando no debía
y me asombraron
los dos puntos con cedilla.

Seguí corriendo perdida entre poemas
inconclusos
con tachones indelebles
y rotundos.
Me acostumbré al ruido
y al lirismo
de poetas y juglares de las comas.

Desfallecí
en una historia interminable de asteriscos
que pinchan
y de aburridas interrogaciones.
El corrector me devolvió la vida.
Y amanecí de nuevo…
entre tildes
y guiones.



María Prieto

Marzo 2019

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