Despedida, 2004 Gouache sobre papel, Martí Ceballos |
ME FUI DE TI
Me fui de ti
buscándome a mí misma
por las esquinas esquivas de mi cuerpo.
Me fui de ti
buscándome a mí misma
por las esquinas esquivas de mi cuerpo.
Yo era mar...y tú, cálido fuego.
(No éramos ya, aquel plural de dos
que en otro tiempo nos unía.)
Por ese entonces, hacía frío, era invierno
y me llevé de ti (apresurada y clandestina)
de aquella hoguera tuya,
los restos de rescoldos encendidos.
Y un río de incertidumbre y de silencios,
en mis soledades compartidas.
Vinieron luego atroces las tormentas
y las inundaciones interiores.
Pero un día, los tornados feroces
e indomables,
se tornaron en llovizna.
se tornaron en llovizna.
Una llovizna suave y fina
que arrastraba suavemente
de mi alma,
las vacilaciones y las dudas.
Soplaron nuevas brisas...
que limpiaron y asentaron mis cimientos.
Los rescoldos, permanecieron
encendidos...
Y me abandonó del cuerpo, el frío...
Te prometí volver en algún día.
Y ahora que vuelvo de nuevo en otro invierno...
Tú ya no estabas.
La hoguera, ya apagada.
Ya grises, las cenizas.
La casa, ya vacía.
Y ahora que yo quería decirte...
Y ahora que yo quería abrazarte...
Y ahora que tengo para darte...
Ahora que puedo con mi vida...
te busco y no te encuentro.
Y ahora que se despejaron mis silencios...
Y ahora que...
Ahora...
no eras fuego,
ya eras aire.
(Tú estabas en el viento,
volabas en el viento,
eras de viento.)
Eras viento...
...Y yo era agua.
María Prieto
Febrero 2019
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