jueves, 15 de agosto de 2019

"UN JARDÍN PARA PINTAR" (Dedicado al gran pintor Joaquín Sorolla)

"Jardín de la Casa Sorolla (el primer jardín)" 1919

UN JARDÍN PARA PINTAR
 (Al gran pintor Joaquín Sorolla)

"Todo era azul delante de aquellos ojos y era
verde hasta lo entrañable, dorado hasta muy lejos.
Porque el color hallaba su encarnación primera
dentro de aquellos ojos de frágiles reflejos."

             (Miguel Hernández)

…Y fuiste regalando la vida en tus pinceles
en aquel jardín de ensueño que anhelabas.

Aquel jardín hermoso que pintaste tantas veces
con tus manos generosas, artísticas, cromáticas.

El fulgor del paraíso lo atrapaste
en el patio de la Acequia de la Alhambra.
Y el embrujo de los patios sevillanos
del Alcázar, lo llevaste hasta tu casa.

¡Y esa luz…!
¡Esa luz blanca de tus cuadros que te embriaga!
Esa luz mediterránea de tus ojos.
Brillante. Clara. Alba. Diáfana.

Azules nítidos en el cielo y en el mar...
Luz, color, sol, agua...

Al sol robaste mil matices de bellos claroscuros,
de exquisitas transparencias y reflejos,
de oscuras sombras…de refulgente llama
entre el sonido mágico del agua de las fuentes.

Fluidas, hermosas y serenas pinceladas
se deslizan suavemente por tus lienzos,
manchas que roban el alma
a aquellos tres jardines diferentes.

Entre paletas, caballetes y pinceles
una enredadera abraza
el pedestal de mármol de una estatua.

Hay macetas de geranios en torno al surtidor
que salpica alegremente los rosales
y llena de frescor las blancas calas,
la adelfas y los verdes arrayanes.

Las rosas amarillas aroman dulcemente
la escalera luminosa de la entrada
de azules filigranas sus peldaños,
y en la verja se dibujan
bellas manchas de alhelíes y jazmines.

Entre los arcos y columnas se percibe
la silueta estilizada de un ciprés.

Deslizándose del cuadro sutilmente…
un aroma penetrante a mirto y a naranjo,
a intenso limonero y a laurel.

Un jardín de ensueño el que creaste...

********************************

Y te fuiste con tu hermosa luz, una mañana…
Tu pincel, desmadejado, ya no pinta…

Del rosal amarillo de la entrada,
lánguidamente las rosas se secaron,
no volvieron a brotar.

Luce mustia y apagada, la luz del sol ahora.
y finas lágrimas de agua, el surtidor derrama...

Bajo la galería acristalada de la casa,
el agua de la alberca te añora solitaria.
Hay silencios azules de lirios y jacintos
y entre la hiedra mojada, un suspiro
verde y oculto de narcisos.

Allí, en un rincón, calladamente aguarda sola
tu butaca de mimbre favorita.

(Resuena la ausencia en la arboleda.)

Y en la penumbra de la pérgola apacible,
se respira el elegante perfume de Clotilde.
Y se adivina…su mano entre las flores.

Su gran pamela blanca, olvidada en una silla…

Sobre la mesa redonda permanece
un jarrón con doce eternas rosas rojas...
…y una carta desgastada en la que asoma
una flor prensada y seca, ya amarilla.


María Prieto
Agosto 2019


Pintura: "Jardín de la Casa Sorolla (el primer jardín)" 1919. Casa Museo Joaquín Sorolla. Madrid.
"El rosal amarillo" Joaquín Sorolla.


Según María López, comisaria de la exposición "Un jardín para pintar", un rosal es el protagonista de un cuadro sobre el que versa una leyenda de su amor. "Tras la muerte de Sorolla, dejó de echar flores y, cuando seis años más tarde falleció su mujer, Clotilde, el rosal también murió."

De hecho, hasta hace muy poco tiempo no se había conseguido rebrotar la planta.

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