GAZANIAS
Sobre
mi piel gastada
se
recortan las luces
y
las sombras.
Lineales
se proyectan
los
rayos del sol
sobre
la niebla cerrada
de
mi cuerpo.
Y
no penetran, ni calientan
el
frío interior.
Adentro,
más adentro,
irrumpe
en la espesura
como
agua de cobre,
la
palabra tristeza.
Hay
cerrojos
echados
en el cielo.
Nubarrones
de oscuridades
furtivas,
acechan.
Pero
hago añicos la tiniebla
en
la luz del cristal
adormecido
de mis ojos.
Y
voy cerrando, como puedo,
las
grietas del tiempo.
Y
si en mi piel
está
otra vez anocheciendo
y
hace frío…
me
quedo un poco más
en
esta orilla,
al
calor del sol naciente
que
disuelva de nuevo
la
penumbra.
Y
con mis manos
entierro
la simiente
de
esperanza.
Quiero
ser brote en el suelo
removido
de la tierra.
Mañana
de
una primavera tarda…
Y
en mi jardín
-deshabitado ahora-
-deshabitado ahora-
sigo
esperando
a que
germinen las gazanias.
…Y
que alumbren con su luz
otro
cálido verano…
María
Prieto
Febrero
2020
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