Foto: Alejandro Ávila Fernández |
UN DOLOR QUE NO SE SABE DÓNDE MUERE
Hay un dolor muy hondo
que no se sabe dónde nace.
Tal vez en
los peldaños nocturnos del silencio
quizás en la penumbra, en la raíz del sueño
o en los surcos pronunciados
de tu nombre.
Decir tu
nombre se lleva la última sonrisa.
Callar tu nombre, un juego inútil…
-el dolor pervive entre sus letras-
La ausencia
de tu nombre
es de hoja muerta o tiempo detenido.
Dolor de alga y orilla solitaria.
Es un lamento de pájaro
encerrado en una torre.
Vida latente y cielos extinguidos.
Llama de arena seca.
La sed y el manantial
cuando en mis manos brotan
lunas y soles perdidos para siempre.
Hay un
dolor profundo
que no se sabe dónde muere
–es puntiagudo y duro–
Es el
dolor…
de no tenerte entre mis manos
frías –deshabitadas de palabras–
Es el dolor
de no tenerte a ti…
…Poesía.
María Prieto
Agosto 2020
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