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Al otro lado de la lluvia…
una voz dormida que despierta.
Resbala
y traspasa la cortina húmeda
que ciega levemente
el cristal de ojos empañados.
Hay un refugio cálido al otro lado de la lluvia.
Una página en blanco que me espera
con la urdimbre del silencio
en sus cuartos entornados.
Al otro lado de la lluvia…latentes,
callan mis versos,
casi deshabitados de palabras.
Cada renglón que escribo, es un susurro lento.
Tan dúctil…la poesía se me derrama
en pequeños regueros
por la piel de las manos.
Resbaladiza, se desliza entre mis dedos
como el agua que no atrapo.
Al otro lado de la lluvia hay un fuego acogedor
y una luz tornasolada de frágil claraboya
salpicando de bellos claroscuros
la pared.
Al otro lado de la lluvia, hay rincones
en penumbra…y palabras
que hablan despacio de lo recóndito
y lo desconocido.
Huecos abiertos a otros mundos interiores y reductos
donde se esconde la memoria o el olvido,
silencios contenidos que no surgen de la nada.
Mi voz declama quedamente
en voz muy baja, más allá del papel.
En el hogar humean
los rescoldos templados
de un poema…
a medio terminar.
Al otro lado del cristal
la lluvia arrecia fuertemente
(…en la página inconclusa
de la tarde…)
María Prieto
Diciembre 2020
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