A SOTTO VOCE
(donde cantan los silencios)
Chirrían los goznes en la puerta del ocaso.
Y yo me pierdo
en ese espacio ingrávido y etéreo
entre la tierra y el cielo
donde gravitan los graznidos de la tarde.
A lo lejos,
crepita un fuego incandescente,
arde el sol hacia poniente.
Son latidos sonoros
de un crepúsculo que se desgarra,
que aún no cicatriza
en sus silencios de colores
encendidos.
Murmullos, siseos, aleteos,
leves trinos, canturreos…
acomodándose.
Removiéndose en un aire, ya nocturno,
que se posa entre las copas
de la calle desierta
y los árboles de mayo.
Rumores apagados
en la diaria ceremonia del anochecer.
Desde su púlpito,
una campana recita su rosario
de viejas letanías
en un coro anónimo de vientos.
Es la hora.
Todo se acalla en estos pueblos…
(donde los silencios…cantan)
Hora sagrada
sin un grito
sin ruido.
Los días,
como una piedra
muda y sorda,
se hunden en el agua…
…del olvido.
(A sotto voce)
Texto y foto:
María Prieto
Mayo 2021
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Bello poema!
ResponderEliminarMuchas gracias, compañero!!
EliminarPrecioso de verdad..
ResponderEliminarMuchas gracias, Piedad! Un saludo.
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